Yo opino...

Los cretinos: otra que Minotauro.

Hace un cierto tiempo, diría un par de años, tenía la esperanza de poder lanzar un libro. Todavía la tengo, pero no escribo muy bien y me da paja "enriquecer" un texto. ¿Eh? Bueh, el caso es que hoy en día camino por la calle, paso por una librería y observo los libros y sus autores, y realmente me deprime.

Es decir, ¿podrá mi libro, competir con el de ellos o siquiera que alguien me lo compre? Más aún, en este país de intelectuales en el cuál los más chicos dejan de comprar chupetines para comprar libros. Oka, es suficiente. Pero, díganme, ustedes 3 que leen mi blog, ¿no les parece que yo tengo no sólo el derecho, sino una mínima esperanza de que alguien pueda comprar mi libro, al competir con el de figuras intelectuales de la época, como Belén Francese, Ileana Calabró, o el prócer Bambino Veira? Es verdad, no les llego ni a los talones.

En fin, a lo que quiero llegar es que el otro día estaba escribiendo, o intentando, una historia que se me pasó por la mente, y buscando ahí por google algo me crucé con algo que me perturbó. Al principio pensé que era una joda, después levanté una ceja y a lo último me tiré al piso a llorar como un bebé medio EMO, ya que no sólo el libro de este chico había salido hacía unos meses y no lo había comprado, sino porque eran las 2 de la mañana y no tenía dónde ir a comprarlo.

Hablo de este libro:

Este señor, Cumbio, es un referente de todos nosotros, los adolescentes. Dice cosas inteligentes, siempre está al tanto de los temas actuales y lidera la una sub-especie genial que son los floggers. Creo que es poco original empezar a putear a los floggers, en serio. No sólo sería cansador, sino sería aprovecharse del mal ajeno. Es decir: uno no va caminando por la calle y se burla de un minusválido, ¿no? Uno no va en colectivo, y a las siete de la mañana ve a un gordo con piercing y ve que está despeinado y se le ríe en la cara. Ojo, no banco a los floggers y si los tengo a 3 metros me provoca pegarles, escupirles y preguntarle si tienen poderes sobrenaturales (ah no, esos son los EMOS), así que mejor lo dejo ahí.

Me parece que este señor, Cumbio, ha hecho tanto por esta sociedad que tenemos el derecho... no, la responsabilidad... ¡NO! ¡LA OBLIGACIÓN!, de escuchar las ideas de este chico que se perfila a ser la figura política más seria que tuvimos desde Julián Weich.

Entonces pensé, ¿cómo puede una persona como él, escribir un libro y vender tanto? ¿Cuál es su secreto, aparte de verse tan varonil y tener el valor de discutirle algo a Chiche Gelblung? Y luego, decidí comprarme el libro. Lo dudé, en un momento. Dudé no comprármelo, entonces pensé: - "No sé, debería tener estudios superiores para entenderlo".

Dejando de lado esto, vuelvo al tema que decía antes, ¿por qué carajo discriminan a los floggers y a los EMOS, diciéndoles que son cretinos? ¿Why? Pensé, y pensé. Fui a mi oficina (el baño), y continúe ejercitando mi cerebro. Me acosté a dormir la siesta, me levanté, y lo logré... Ví la luz. Y pensé, reflexioné... Creo que con esto no sólo gano el Pulitzer y el Premio Nobel a la literatura, sino también me gano un abrazo de Tomás García.

Piénsenlo: los EMOS y los floggers son lo más bajo de la sociedad luego de los negros cumbieros y/o villeros (y sí, a la vista es mejor ver a un blanco con flequillo feo que un negro con pelo rubio... ¿eh?). Ellos son discriminados constantemente. Son los que más sufren. Y buscan una salvación, a un redentor. A alguien que los salve de este castigo que Dios les dió.

Entonces, sucedió. Encontré la respuesta: un "EMOflogger". El nombre tiene menos originalidad que el gusto musical de algunos, pero, piénsenlo así: la vida es como el Mito del Minotauro. Existe un minotauro (el EMOflogger), los que los van a matar (la sociedad) y también los que provienen de ahí, de donde viene el EMO y el flogger. Sí, de la isla de Creta. ¡Por eso dicen que son unos cretinos!

Encontré el secreto de la vida. Yupi.

En fin, como dice mi amigo Brandon:

"Sé que si el destino me es propicio,

conservaré lo que queda en mi cabeza."

Ezequiel J.